Mi 11 ideal de MicroRelatos de Ana María Shua
La reina de los microrelatos y su "gancho" de izquierda literario
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A la autora argentina Ana María Shua, la llamo afectuosamente “el gancho izquierdo” de la literatura, usando un término que el boxeo nos presta generosamente. Shua te conduce por sus cuentos, te da la ilusión de que entiendes el mensaje del mismo, hasta que en la última frase golpea con una revelación que te desarma. Este, para mí, es el poder genuino del micro-relato: desentrañar una verdad compleja mediante la economía de palabras. Una historia mínima que carga una lección inmensa.
Las grandes fábulas que perviven a lo largo del tiempo lo logran en parte por este efecto. Todos conocemos el cuento del niño que gritaba “lobo” en la aldea, no porque sea extenso o rebuscado, sino precisamente porque, en su sencillez, enciende una verdad profunda, útil y universal. Incluso las antiguas escrituras religiosas que se han mantenido en el tiempo —y cuyos textos en general son vastos— están construidas sobre una sucesión de parabolas o micro-ficciones (énfasis en ficciones), que perduran a través de los siglos.
Tuve el honor de hablar brevemente con Ana María Shua en el podcast y, en un momento de generosidad que solo proviene de los grandes, aceptó leer algunos de los micro-relatos que más he disfrutado de ella. Hoy quiero dejárselos por escrito.
Cabe destacar que Shua, fiel a su método, se inspira en la vida real: en sucesos, en personajes, en historias, a las que luego transforma para ofrecer un mensaje único, destilado de realidad y ficción. Tomen eso en cuenta mientras leen estas joyas.
Espero que las disfruten y que apoyen el trabajo de esta magnífica autora. Sus obras Fenómenos de Circo y La Guerra —dos de mis favoritas— pueden encontrarse en Busca Libre.
El llanto de Lisístrata
Lisístrata es una comedia musical de Aristófanes, estrenada en Atenas en el año 411 a. C. Su protagonista organiza una gran huelga sexual. Comandadas por Lisístrata, las mujeres de los dos bandos se niegan a tener sexo con sus hombres a menos que desistan de la guerra. Casi dos mil quinientos años después, las mujeres ya formamos parte del ejército. En defensa de nuestros derechos, nos negamos a ser relegadas a tareas de enfermería o de oficina y queremos combatir a la par de los varones. Lisístrata llora. Y quizás Aristófanes, su padre.
Debate: ¿Es la participación de las mujeres en la guerra un verdadero triunfo del feminismo, de la representación, de la diversidad, o simplemente seguimos manteniendo el mismo modus operandi de épocas barbáricas?
El largo sitio
El sitio se hace muy largo. Es imposible aislar absolutamente una ciudad. A través de túneles, de puertas ocultas, de guardias sobornados, persiste un módico comercio que aporta los víveres necesarios para la subsistencia de sus habitantes. El sitio se eterniza. En el campamento del ejército enemigo se reemplazan algunas tiendas de campaña por viviendas de madera, todavía precarias. Los oficiales y algunos soldados toman mujeres de la región, se encariñan con sus hijos bastardos. Una generación más tarde las razones del sitio se han olvidado y un nuevo barrio, como un anillo concéntrico, rodea a la ciudad. Se destruye la muralla y se construye otra, que proteja a los nuevos pobladores. Otro ejército le pone sitio a la ciudad.
Mensaje: ¿Somos libres, o vivimos dentro de algún sitio de guerra?
Tregua de Navidad
Nochebuena de 1914. Primera Guerra Mundial. En el frente occidental los alemanes adornan sus trincheras y cantan villancicos. Desde las trincheras británicas, los soldados responden con los mismos villancicos en inglés. Una tregua improvisada, resistida por las autoridades, se extiende por el frente. Se acuerdan encuentros en tierra de nadie, se intercambian pequeños regalos. En algunas zonas se juegan partidos de fútbol. Después de Navidad, cesa para siempre la matanza ciega, indiscriminada, absurda de la guerra. Ahora que se conocen, ya tienen buenas razones para matarse.
Mensaje: ¿El conocimiento mutuo y la mezcla entre grupos trae la paz, o simplemente nos regala razones aún más perversas para continuar con la violencia?