Entre Risas y Prejuicios - La comedia: el arte siempre menospreciado
El drama es visto como algo superior, ¿por qué?
A lo largo de la historia, la comedia ha sido menospreciada en comparación con géneros más serios como el drama en diversas formas artísticas como la literatura, el cine y las series de televisión. A pesar de su capacidad para entretener y reflejar aspectos humanos universales, la comedia ha enfrentado una lucha constante por obtener el mismo nivel de respeto y reconocimiento que otras formas artísticas.
Las películas que ganan el Oscar suelen ser de drama. Los autores que viajan en primera clase a Estocolmo para recibir el Nobel no tienen ni una pizca de comedia en sus obras. Los intelectuales han visto por siglos a la risa como un entretenimiento para las masas, por ende la degradan. La han reducido a un desahogo individual o una efímera distracción. ¿Pero, por qué esto es así?
La autora Irene Vallejo, en su ensayo El Infinito en un Junco (resumen del mismo en el podcast), nos da el ejemplo de la gran obra de Umberto Eco, El Nombre de la Rosa. En este libro el personaje principal, Guillermo de Baskerville, trata de descifrar qué libro está siendo escondido por miembros de la iglesia dentro de una misteriosa abadía. El autor nos hace pensar que este libro quizás ataca directamente creencias de la iglesia, pero no es así, al menos no directamente. Resulta que el libro es el ensayo de Aristóteles sobre la comedia, la legendaria segunda parte de la Poética que se perdió para siempre en la historia. Este ensayo — sólo sabemos esto por alusiones del propio Aristóteles en otros escritors— se adentraba en el universo revolucionario de la risa.
¿Pero por qué la Iglesia Católica de la época medieval le tendría miedo a la simple risa?
Este libro de Aristóteles, elevaba la risa al arte, la convertía en objeto de filosofía y de teología. Los que controlan la información miran a una fiesta de tontos llena de risa, y es posible que en ese espacio también el diablo parezca pobre y tonto, y, por tanto, controlable. Esto era muy peligroso. La risa vista como un acto de sabiduría.
El personaje malo de la obra El Nombre de la Rosa (no diré el nombre para no arruinárselos, pueden escuchar el resumen del nombre de la rosa en el podcast) argumenta que si algún día, el arte de la risa llegara a ser aceptable, entonces la iglesia no tendría armas para detener la blasfemia.
Este ejemplo, nos muestra como el humor antiguo sufrió un gran naufragio literario. Desaparecieron todos los ejemplares del tratado aristotélico sobre la risa y, en cambio, ha sobrevivido sin problemas la otra mitad de Aristóteles dedicada a la tragedia. Sólo se han salvado obras de uno de ellos: Aristófanes. Y desde ese entonces, la comedia es considerada “baja cultura.”
Todo es cultura, pero hay "alta" cultura y "baja" cultura. La comedia a menudo se ha asociado con lo "bajo", mientras que el drama se ha elevado al estatus de "alto" arte. Esta división cultural ha influido en cómo se valora y se percibe la comedia en relación con otras formas artísticas. Se ha considerado que la comedia apela a un público más amplio y popular, lo que ha llevado a una suposición errónea de que carece de complejidad y profundidad.
La comedia, siempre perseguida
La risa tiene una capacidad enorme de deslegitimar el poder, mejor que otros géneros. Por eso siempre ha sido castigada por la Izquierda o la Derecha por igual. El qué está en el poder, siempre desarrolla principios sagrados de su versión de la sociedad, y el insultarlos significa blasfemia.
En la antigua Grecia, las comedias de Aristófanes estaban repletas de alusiones personales y caricaturas políticas. Desde el escenario, los actores de sus obras se burlaban de aquellos en la audiencia, ya fuera por ser tacaños, feos o corruptos, especialmente si había políticos presentes. Sin embargo, hacia finales del siglo V a. C., Atenas sufrió la derrota ante Esparta, lo que condujo a décadas de agitación política y desánimo. El período de crítica descarada llegó a su fin. Aunque Aristófanes continuó escribiendo comedias, estas se volvieron cautelosas, adoptando argumentos más alegóricos y evitando alusiones personales o sátira hacia los gobernantes.
En la siguiente generación, Grecia cayó bajo la dominación del Imperio de Alejandro y los reinos de sus sucesores. Estos monarcas no tenían tolerancia para las bromas. Como resultado, surgió la comedia nueva, caracterizada por su tono sentimental y enfoque en los aspectos cotidianos.
Y cómo nos enseña Varejo: aquí tropezamos con la paradoja de la risa: la mejor es aquella que tarde o temprano encuentra enemigos.