El error de El Mito de Sísifo de Camus
Una Reflexión Crítica sobre la Teoría de Albert Camus
Voy a tomar un riesgo y argumentar (parcialmente) en contra de unos de los escritos filosóficos más populares de la historia: El mito de Sísifo, de Albert Camus (resumen en el podcast aquí).
El francés-argelino utiliza la historia del héroe griego Sísifo condenado a empujar una roca por una montaña eternamente como una metáfora de la condición humana. Sísifo, sabiendo que su esfuerzo es inútil, sigue empujando la roca, solo para verla caer una y otra vez. Camus ve en este mito la representación del ser humano moderno: atrapado en una rutina repetitiva y consciente de la absurdidad de la vida. Lo que genera la pregunta central de la obra: ¿Cómo encontrar significado en un mundo donde no parece haber un propósito trascendental?
Camus sostiene que la única respuesta coherente ante el reconocimiento de lo absurdo es la aceptación y la rebelión. En lugar de buscar un sentido más allá de la vida —ya sea en la religión, la filosofía trascendental, o similares— debemos aceptar que la existencia carece de un propósito intrínseco, pero aún así vivirla plenamente. Dado que la vida es absurda, cada uno de nosotros tiene la libertad de otorgarle un sentido igualmente absurdo. En el caso de Sísifo, Camus sugiere que el héroe trágico debe ser considerado feliz. A pesar de que su tarea es inútil, él encuentra significado en el esfuerzo mismo: "Hay que imaginar a Sísifo feliz". Sí, ese trabajo de 9 a 5 es absurdo. Sí, apoyar a un equipo lleno de jugadores millonarios es absurdo; tus amistades también pueden parecer absurdas. Sin embargo, al aceptar esta absurdidad, podemos hallar satisfacción y libertad en el acto de vivir, en el esfuerzo constante, sin buscar justificación más allá de nuestra propia experiencia.
Hasta ahí estoy con Camus. Sin embargo, quiero enfocarme en un aspecto clave del argumento del autor, que menciona que al enfrentarnos a la absurdidad de la vida, debemos evitar dar un "salto de fe" hacia una solución metafísica o religiosa, algo que Camus considera irracional. Camus plantea que la fe religiosa proporciona respuestas "prefabricadas" que limitan nuestra libertad de pensamiento y nos despojan de nuestra capacidad de enfrentar lo absurdo de forma honesta.
Nota: Antes de exponer mi argumento, debo confesar que no pertenezco a ninguna religión ni creo en la existencia de evidencia que respalde la existencia de una deidad superior. En el espíritu del método científico, no descarto la posibilidad, pero en mi opinión, ninguna religión ofrece una versión que se acerque mínimamente a lo correcto.
Si quieres discutir estos temas en persona, en el Patreon tengo sesiones virutales de temas como este.
De acuerdo con el concepto prefabricado de la religión, de acuerdo con las limitaciones ideológicas que nos otorga, pero estoy en desacuerdo que no sea una opción válida frente a lo absurdo. La religión, lejos de ser irracional, ha jugado un papel fundamental en la cohesión social y el bienestar humano. Nos guste o no.
La religión como fuente de cohesión y bienestar
Camus afirma que la religión es irracional, ya que sus creencias se fundamentan en la ausencia de evidencia empírica sobre la existencia de un ser trascendental. Es cierto que las conclusiones religiosas carecen de racionalidad. Un ejemplo que escuché de Ricky Gervais (sí, el comediante) ilustra esta idea: si elimináramos todos los libros religiosos de la historia, esas narraciones se perderían para siempre. Sin embargo, si borráramos todos los libros de ciencia, estos eventualmente reaparecerían. Las verdades y leyes de la física volverían a ser descubiertas, así como los textos que explican los cromosomas, la fotosíntesis, la fuerza de la gravedad, o la fórmula a² + b² = c², entre otros. Por lo tanto, desde la perspectiva de Camus, los textos religiosos contienen un elemento de absurdo.
Sin embargo, la existencia de la religión como concepto no es irracional en sí misma. Las creencias han servido históricamente como herramientas para interpretar el mundo, aunque a menudo de manera errónea, y han funcionado como un poderoso sistema de cohesión social y significado personal. Una de las teorías de Yuval Noah Harari en Sapiens, es que nuestra capacidad de creer en mitos, como el dinero, la religión y las naciones, nos permitió superar a otras razas humanas. Estos mitos son invenciones que facilitan la colaboración a gran escala, una habilidad única de nuestra especie, Homo sapiens. Por lo tanto, desde una perspectiva funcional o evolutiva, la religión ha aportado un valor incalculable a las sociedades en términos de estabilidad, cooperación, propósito y un marco moral que ha influido profundamente en la historia de la humanidad, con todos sus defectos incluidos.
Aunque las creencias religiosas pueden parecer irracionales desde una perspectiva moderna y científica, desde un enfoque evolutivo funcionaron como soluciones a problemas reales de organización social y supervivencia. La religión proporcionaba respuestas a preguntas sobre el origen del mundo, el propósito de la vida y la gestión de las relaciones humanas. Aunque estas respuestas son incorrectas desde el punto de vista científico, el simple hecho de ofrecer una respuesta brindaba consuelo y estructura necesaria para sobrevivir.
Es importante también recordar lo que la ciencia no puede proporcionar: moralidad. La ciencia puede ayudarnos a determinar si algo es verdadero o falso, pero carece de la capacidad para juzgar si algo es moralmente correcto o incorrecto. Pensemos en experimentos que hoy se consideran poco éticos; esa ética no provino de la ciencia, sino de la moralidad. Por otro lado, la religión puede errar al explicar la veracidad de ciertos hechos, pero es más efectiva a la hora de proporcionar a la sociedad un compás moral.
¿Es la felicidad una meta irracional?
Diversos estudios contemporáneos demuestran que la religión, lejos de ser solo una evasión de lo absurdo, tiene un impacto real y medible en el bienestar psicológico y emocional de las personas. Las investigaciones indican que quienes practican la oración o participan en actividades religiosas regulares tienden a reportar niveles superiores de salud mental y bienestar emocional en comparación con quienes no lo hacen. Un estudio publicado en el Journal of Religion and Health en 2015, por ejemplo, encontró que las personas que rezan regularmente presentan menos síntomas de ansiedad y depresión, así como una mayor sensación de bienestar y satisfacción con la vida.
Alerta de potencial error lógico: A mis lectores creyentes, no cometan el error de pensar que la evidencia de una mejoría psicológica al rezarle a un Dios, demuestra la existencia de dicha deidad.
¿Y las otras religiones?
Si Camus argumenta que la religión es irracional porque se basa en creencias no comprobadas, ¿no podríamos sostener que también existen otras creencias humanas profundamente arraigadas que carecen de una base empírica, pero son ampliamente aceptadas y útiles? Camus diría que sí. Pero en círculos ateos, conceptos como los derechos humanos, la democracia y muchos otras invenciones humanas que no tienen una existencia "objetiva" en la naturaleza, son adorados con una fe no muy diferente a la religiosa.
Vean el tuit de esta imagen. Un hombre sostiene un letrero que lee “Podemos estar en desacuerdo y seguir siendo amigos.” La respuesta de un usuario fue “eso aplica para cosas como los ingredientes de una pizza, no para los derechos humanos.”
Los derechos humanos son, en esencia, una construcción moral desarrollada por los seres humanos, pero eso no les resta valor. No existen derechos humanos "en la naturaleza" ni son principios universales que puedan medirse científicamente. Sin embargo, son fundamentales para garantizar la convivencia pacífica y proteger la dignidad de las personas. Al igual que la religión, estas invenciones son necesarias para el funcionamiento de la sociedad y actúan como herramientas que nos permiten vivir de manera más significativa.
Es crucial recordar que los derechos humanos deben ser siempre susceptibles a la discusión, ya que, al igual que la religión, pueden ser utilizados como una ley moral universal con fines políticos, lo que plantea debates éticos. De lo contrario, podríamos terminar no con una lista de derechos humanos, sino con una nueva biblia y un clero de saco y corbata en Suiza.
La religión no es simplemente un refugio irracional; se presenta como una estrategia adaptativa que ha evolucionado para mejorar nuestra capacidad de enfrentar las dificultades de la vida. En este sentido, Sísifo es feliz porque, al aceptar la absurdidad de su existencia, ha encontrado la libertad para crear su propio sentido en el acto de empujar la roca. Sin embargo, si seguimos esta lógica, la religión, aunque considerada irracional, podría ofrecer esa misma felicidad: absurda desde una perspectiva empírica, pero valiosa desde lo humano.
Con todos sus defectos que me alejaron para siempre de la misma, brincar a lo absurdo de la religión, es una respuesta válida al dilema de Sísifo.